En
1884 Boltzmann derivó teóricamente la ecuación para IT,
e:emisividad,
su valor está entre 0 y 1, para
el caso de el cuerpo negro e=1
σ:constante
de Stefan y Boltzmann.
σ
= 0,567 * 10-4
erg cm-2
grado-4
s-1
la energía total emitida por cm2 cada segundo por el
radiador de cuerpo negro. En su derivación consideró una cavidad
cilíndrica con paredes reflectoras, con un pistón móvil, y
llena de radiación térmica a la temperatura T.
Considerando
que en el proceso de expansión y compresión de esta cavidad, la
longitud de onda de las componentes de la radiación cambiarán al
reflejarse en el pistón debido al efecto Doppler, Wien,
en 1893, derivó una función general para la distribución espectral
de la radiación del cuerpo negro que se conoce como Ley
de Wien
CAMPO
En
la mecánica de Newton la materia es concebida como algo que está
compuesto por “puntos materiales” puntos
cuyos movimientos constituyen un hecho físico. Cuando se considera
la materia como continuo, se suele suponer de manera provisional,
cuando no se quiere o no resulta posible una descripción discreta.
La
idea de la existencia independiente del espacio y del tiempo puede
ser expresada de una manera drástica así: si la materia tuviera que
desaparecer sólo quedarían tras ella el espacio y el tiempo.
Dentro
de la estructura de la física clásica, el concepto de campo aparece
como un auxiliar en los casos en los que la materia era tratada como
continua. El campo es pensado a través de una magnitud, temperatura
por ejemplo, que depende de las tres coordenadas espaciales y del
tiempo en cada una de las partículas de un cuerpo de masa
ponderable. Según esta idea, donde no había masa tampoco podía
existir campo alguno.
Durante
el primer cuarto del siglo XIX se demostró que los fenómenos de la
interferencia y de la difracción de la luz podían ser explicados,
con una exactitud asombrosa, considerando la luz como un campo
ondulatorio, análogo por completo al campo mecánico de
vibraciones de los cuerpos sólidos elásticos.
La
idea que se tenía entonces de campo condicionaba por tanto la
existencia del mismo a la posibilidad de asociarle partículas
materiales, es decir, el campo no existía en el vacío. Este punto
de vista se afirmaba más ya que se tenía la convicción de que todo
campo debía ser considerado como un estado capaz de aceptar una
interpretación mecánica, y esto presuponía la existencia de la
materia. Por lo anterior se llegó a suponer que en todas partes,
incluido el espacio que hasta ese momento había sido definido como
vacío, existía una forma de materia a la que se denominó “éter”.
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